viernes, 17 de junio de 2011

Roger Waters vuelve a Sudamérica

Nota E-O-S actualizada al 04 de julio de 2011: El show de Roger Waters se hará finalmente en el Estadio de River Plate (ver noticia acá)
El exbajista de Pink Floyd llevará su espectáculo The Wall por Argentina, Chile y Brasil en 2012.
Este fin de semana, una empresa chilena cerró de manera definitiva la tercera escala del británico en Santiago de Chile, tras sus conciertos de 2002 y 2007: será durante la primera quincena de marzo de 2012 en el Estadio Nacional y como parte de un tour sudamericano que también irá a Brasil y Argentina, aunque la oficialización sólo vendrá en los próximos días.
En un principio, el acuerdo chileno involucra la realización de dos presentaciones, ya que la mastodónica envergadura del show reducirá la capacidad del estadio a un promedio de 35 mil personas. Para la compleja instalación del escenario y todo el trabajo técnico, la firma ya reservó el recinto ñuñoíno en un lapso que va desde el 20 de febrero al 7 de marzo, período que también involucra la realización del concierto.
En el caso argentino, medios de ese país ya informan que The Wall se presentará por esa misma fecha -el mismo marzo en el que Waters baja religiosamente a Sudamérica cada cinco años- en el Estadio Unico de La Plata (aún no confirmado)(un periodista argentino asegura que el show se hará en el Estadio de River). Debido a la falta de sitios techados con alta convocatoria, Sudamérica es uno de los pocos puntos del periplo -que empezó el 15 de septiembre del año pasado en Toronto- donde se han privilegiado los estadios de fútbol, ya que en Norteamérica y Europa se ha optado por arenas con aforo para no más de 25 mil seguidores.
Es que el tema técnico es clave: entre 1980 y 1981, cuando se alzaba como la obra que marcó a una generación completa y como la performance más ambiciosa en la historia del rock, el conjunto sólo pudo mostrar el espectáculo en 29 shows repartidos en apenas cuatro ciudades, debido a su difícil montaje. Sólo volvió a la ruta en 1990 en Berlín, para festejar la caída del muro.
Como una revancha, para esta vez el staff del bajista invirtió US$ 15 millones en una puesta en escena formada por un muro que cruza todo el escenario y que sirve de pantalla permanente para emitir toda la imaginería del disco. La pared está compuesta por 424 ladrillos gigantes que cubren 70 metros de largo por 11 metros de alto y que van creciendo con el avance de la cita, convirtiéndose en el despliegue escénico más sofisticado en la trayectoria del inglés, superior al relato visual que en su visita de 2007 acompañó The dark side of the moon.
Es la tarima más larga instalada en la capital, superior a los 50 metros ostentados por "La garra" de U2 en marzo, aunque este espectáculo presentaba una altura superior (30 metros). Todo secundado por un sonido estereofónico, que permite oír cada detalle con nitidez.
Como si no bastara, el músico ha deslizado que esta gira podría ser su último recorrido planetario, dejando los años venideros para despachar álbumes con mayor paciencia. "Ya no soy tan joven como antes. No soy un gran vocalista ni un gran instrumentista, pero aún tengo fuego en las tripas. Tengo el canto del cisne dentro y creo que esto se acaba pronto", dijo el año pasado a AP.
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