Ingresada en la clínica Priory, de Londres, Amy Winehouse ha recibido, de los médicos que la atienden, la advertencia de que si sigue bebiendo tiene un futuro muy negro. Winehouse ingresó voluntariamente en la clínica tras una dura sesión con el vodka. “Es la última oportunidad para Amy. Los médicos han sido duros con ella debido a la gravedad de su situación. Es una dura realidad, pero tenía que oírlo”, explica una fuente cercana a la cantante.
Winehouse está recibiendo el apoyo de su actual novio, Reg Traviss, y de su padre: “Están preocupados por ella. Mitch cayó por este camino antes, durante la adicción a las drogas de Amy. Pero esta vez, ella está ahí por su propia voluntad y quiere resolverlo ella misma”.
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