Se acaba de editar una colección en caja, con siete discos compactos con clásicos y grabaciones perdidas del zorzal criollo.
Con una presentación digna del zorzal criollo, el sello Music Brokers acaba de lanzar al mercado Carlos Gardel: Sus clásicos y grabaciones perdidas. Se trata de una caja conteniendo siete compactos que agrupan temáticamente una centena de temas y seis entrevistas que giran en torno a la figura del cantante.“Vos podés recorrer el museo del Louvre o el del Prado con o sin guía y vas a ver lo mismo. Pero si lo hacés solo, te vas a quedar fuera de un montón de cosas. Y con Gardel, sucede lo mismo”, compara el periodista Norberto Chab, quien ofició como una especie de “curador y consultor externo”, en el proceso de confección de la colección.
“La iniciativa -cuenta Chab- surgió a partir de una necesidad de la compañía, de poner en valor el repertorio de quien inventa el tango como expresión cantada.”
En plan de especialista, el periodista va a fondo en su explicación: “No es que no existiera el género, antes de Gardel. Pero él fue el primero que le dijo a Pascual Contursi: ‘Yo te voy a grabar un tango’. Y desde entonces, el tango se canta de igual manera hasta estos días.”
A partir de esa premisa y de las casi mil grabaciones de las que se tiene registro, el desafío consistió en definir elementos que diferenciaran el producto de las numerosas ediciones ya existentes.
“En lo primero que se trabajó fue en lograr una segmentación temática del repertorio que incluye un porcentaje relativamente chico -alrededor de un 25 por ciento- de tangos muy conocidos y un número importante de obras mucho menos difundidas, con la intención de ofrecer un aporte novedoso a quien se acerca al tango y al artista por primera vez”, apunta Chab.
En esa línea, a lo largo de los capítulos Clásico, Lunfardo, Dramático, Arrabalero, Romántico y Criollo, clásicos como “Mi Buenos Aires querido”, “El día que me quieras” y “Mano a mano” contrastan con títulos como “La pena del payador”, “Callejera” y “El carretero”. “Cosas muy valiosas, que la gente no conoce”, agrega.
Otro de los elementos distintivos, según el consultor, es el nivel de información. “Para mí, es básico saber quién está detrás del micrófono, a la hora de grabar. Y también es muy importante saber en qué circunstancias fue compuesto eso que se está escuchando”, argumenta Chab, a favor de la inclusión del acompañamiento instrumental con que contó Gardel para cada canción, más una breve reseña que pone en contexto a cada una de ellas.
“Las fuentes de información fueron las biografía de personajes vinculados con el tema y, en muchos casos, testimonios directos extraídos de alrededor de 80 entrevistas que realicé durante las últimas tres décadas”, revela Chab.
Semejante respaldo documental, sumado a una frondosa discoteca de originales en discos de 78 RPM, que en enorme proporción aún no llegaron al vinilo ni al CD, autoriza al especialista a diferenciarse de “otros compiladores”.
“A esta altura puedo decir que, en el 80 por ciento de los temas, al primer acorde ya sé qué canción es, y si es una edición ya conocida o no”, señala Chab, al mismo tiempo que destaca las posibilidades que brindan las nuevas tecnologías para lograr una restauración fiel del material.
“Cada nueva colección -concluye- te pone ante la disyuntiva de repetir obras ya hechas o empezar de cero desde el original. Un proceso que, si bien es más largo y costoso, permite lograr un resultado superador de lo ya hecho”.
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