lunes, 16 de mayo de 2011

En el nombre de Dio: a un año de su muerte

Ronnie James Dio (10 de julio de 1942, 16 de mayo de 2010)
Discos, giras y planes varios tanto como solista y como junto a los Black Sabbath reconvertidos en Heaven and Hell por disposición legal de Ozzy y Sharon Osbourne. Una agenda intensa se detuvo por el brusco fin que un fulminante cáncer de estómago le tendió como redada fatal al enorme Dio, seudónimo pagano que la misma muerte, sobre la que él versó tantas veces, pretendió desafiar hace exactamente un año. Pero apenas difundido el nefasto comunicado que confirmaba la noticia aquel 16 de mayo de 2010, automáticamente, en efecto dominó, comenzaron a sucederse uno tras otro los homenajes, los recordatorios y las semblanzas que exhumaron hacia la vida la memoria del bueno de Ronnie James.
Lo de bueno no es capcioso, y Bruce Dickinson lo resumió mejor que nadie. "Era alguien que hubieses deseado conocer" dijo el cantante de Iron Maiden, no menos conmovido que Lemmy Kilmister, Rob Halford, Dave Mustaine, Vince Neil, Phil Anselmo o el mismísimo Ozzy Osbourne con el que mantenía una enquistada animosidad de las épocas sabbathinas y que el propio Ozz dejó de lado ofreciendo su colaboración no bien se enteró que Dio había comenzado sus sesiones de quimioterapia.
No por nada, en el mismo reparto de capitales simbólicos heavys que a Ozzy lo tiene como El Padrino y a Rob Halford como El Dios, a Dio le correspondió el mote de Lord. Y no como un título nobiliario de esos que se enchapan en oro la primera vez y juntan polvo por el resto de los días, sino a fuerza de su buena costumbre de compartir generosamente, reconocer sin careteos y agradecer desde la más profunda sinceridad. No hace falta recurrir a los grandes libros para encontrar un argumento: nuestro Adrián Barilari siempre cuenta con asombro aquella vez que Ronnie lo emboscó en las bambalinas de un Obras compartido para preguntarle el significado de su versión en español de "Stargazer". Pues bien, señores, si esto no es un caballero, entonces prendamos fuego Camelot y exijamos a viva voz las cabezas del Rey Arturo y todos sus cortesanos.
Lo cierto es que hoy, a un año gregoriano de aquella triste nueva, la memoria sigue tan vigente como todos y cada uno de los discos que grabó (bajo su propia etiqueta, la de Rainbow o la de Black Sabbath) aquel pequeño sujeto nacido el 10 de julio de 1942 bajo el nombre de Ronald James Padavona y que hoy traen a cuento por obra de su creatividad, de su voluntad y de su admiración, muchos de aquellos que compartieron un escenario, un estudio de grabación o un encuentro en el ámbito que fuere.
Su esposa Wendy (la misma que discretamente le anticipó el funesto desenlace a quienes Dio quería despedir en vida) licenció la producción de un libro biográfico y comanda un disco tributo con una alineación inspirada en el más selecto olimpo heavy. Lemmy, Halford, Glenn Hughes, Sebastian Bach, Alice Cooper, Dave Grohl, y Chris Jericho son algunos de los que confirmaron su presencia en un material que, junto a una subasta de objetos personales del propio Dio, pretende financiar Stand Up And Shout, una fundación de lucha contra el cáncer. Arcas a las que, vale recordarlo, no quiso aportar Manowar (cuyos músicos estuvieron vinculados desde distintos lugares a la gira presentación de Heaven and hel" , ópera prima de Dio en Sabbath) tras grabar Magica, a Tribut to Ronnie James Dio.
La banda que llevará este recuerdo a los escenarios estará compuesta por su última formación solista (es decir, el guitarrista Craig Coldie, el bajista Rudy Sarzo, el tecladista Scott Warren y el baterista Simon Wright), más el ex Judas Priest Tim "Ripper" Owens. Por su cuenta, Van Halen sumó su poroto a la causa difundiendo una versión en vivo de "Man of the silver mountain" de Rainbow que el grupo interpretó en 1976.
Mientras tanto, en la ciudad búlgara de Kayarna, el ayuntamiento local ya realizó el molde de yeso de una estatua de 1,5 metros que ocupará el sitio preferencial del "Walk of Rock" construido sobre la plaza central. La efigie será revestida con piedras del Mar Muerto sobre el que linda esa localidad desde la que Dio, alguna vez, fogoneó una campaña por la liberación de unas enfermeras búlgaras encarceladas en Libia.
Como polos que se atraen en el rechazo, el recuerdo combate al olvido, y qué mejor burla que ésta a la muerte de quién popularizó el tradicional gesto de los cuernitos, inspirado en el ademán que su abuela italiana invocaba cada vez que quería barrer un mal de ojos...
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