lunes, 30 de marzo de 2009

¿Sobrevivirá el arte de tapa a la era del pixel?

Esta semana se cumplieron 70 años desde que apareció la primera carátula de un disco. Pero, ahora que estos están siendo abandonados debido a las descargas de música por internet, ¿hay futuro para el arte de los álbumes?

Detalle de carátula de Sr. Pepper de los Beatles
La carátula de los Beatles, como su música, fue revolucionaria.

Para generaciones de fanáticos de la música, la tapa de un disco era un espacio especial. Todos tenemos nuestras favoritas: imágenes que mirábamos fijamente y estudiábamos en nuestras habitaciones de adolescentes en cualquier lugar del mundo.

Desde el banano de Andy Warhol en la portada del primer disco de Velvet Underground hasta el bebé sumergido en el agua y tratando de atrapar un dólar de la cubierta de Nevermind , de Nirvana, eran imágenes provocativas que intrigaban.

Ofrecían un tentador aunque fugaz vistazo de mundos que parecían ser glamorosos, excitantes y extraños.

Pero ese alguna vez vasto lienzo está encogiéndose: mientras que en las brillantes carátulas de los LP estas imágenes tenían el lujo de 12 pulgadas de espacio, con la llegada del CD quedaron limitadas a 5 pulgadas.

Ahora que se está pasando a descargas digitales, el espacio reservado se redujo aún más. En muchos reproductores de MP3, el sobre que los cubre es del tamaño de una estampilla... ¿cómo va a sobrevivir entonces este arte?

Reforma al arte de carátula

The Dark Side of the Moon, de Storm Thorgerson para Pink Floyd
Una de las imágenes más famosas de este tipo de arte: The Dark Side of the Moon.

Fue en 1939 que el joven diseñador Alexander Steinweiss convenció a Columbia Records de que si usaba arte original podía atraer más clientes.

Previamente, los discos venían en sosas cubiertas de cartón y lo único que las distinguía era el nombre del artista y del álbum.

El cambio fue un gran éxito. Los dueños de las casa disqueras notaron que el aumento en ventas compensaba con creces el costo de impresión.

En los '60 los Beatles llevaron al arte del álbum a un nuevo nivel: el Sargento Pepper , con su colorido reparto de personajes, venía con una cubierta que se abría y mostraba un interior psicodélico y hasta un bigote de cartón que se podía recortar.

En los años que siguieron, no se ahorraba en nada para crear los diseños más extravagantes y experimentales.

La producción de las múltiples capas de la ilustración para el sencillo de New Order, Blue Monday , costó tanto que Factory Records dijo que perdía dinero cada vez que vendía una copia.

Por supuesto que no todas las carátulas fue memorable por buenas razones: algunas eran vulgares y ordinarias, otras simplemente estrambóticas. Incluso un clásico como Pet Sounds de los Beach Boys tuvo que resistir una foto de cubierta que interpreta literalmente el título del álbum.

Pero ese no es el caso de Storm Thorgerson. Su arte es tan famoso como la música que acompaña. Amigo de infancia de los fundadores de Pink Floyd, pasó a convertirse en su jefe de diseño, creando una serie de atractivas ilustraciones.

Había una vaca profundamente triste en la portada de Atom Heart Mother, un hombre de negocios ardiendo en la de Wish You Were Here, un enorme cerdo volando sobre la planta de energía de Battersea en la cubierta de Animals y -la más famosa de todas- un prisma irradiando un espectro de color en El lado oscuro de la luna.

Gráficas

"Es una idea linda pero simple", le explica Thorgerson a la BBC, rodeado de libros y diseños en el mismo estudio en el norte de Londres en el que el la creó hace tres décadas.

Pulse, de Storm Thorgerson para Pink Floyd
¿Se acabó el espacio para este tipo de arte?

"Refractar luz con un prisma es algo común en la naturaleza, como en los arco iris. Me gustaría decir que fue mía pero desafortunadamente no lo fue".

La idea fue inspirada por el teclista de Pink Floyd, el fallecido Richard Wright.

"Me dijo, como retándome, 'no usemos una de tus fotos, ya lo hicimos antes. ¿no podemos cambiar? Algo chévere, elegante, limpio, inteligente'."

Thorgerson respondió con siete sugerencias que pegó en las paredes de los legendarios estudios de Abbey Road.

A la banda le tomó apenas unos segundos escoger el prisma, una imagen que parecía encarnar a la perfección los temas que apuntala The Dark Side of the Moon .

El diseño importa

A pesar de que Thorgerson sigue siendo mejor conocido por sus colaboraciones con Pink Floyd, sus créditos de diseño también incluyen álbumes de Led Zeppelin, Peter Gabriel y Muse.

Peter Gabriel, de Storm Thorgerson para Peter Gabriel
La música y la ilustración hace tiempo caminan juntas.

Ahora, escogió sus favoritos y los puso en una publicación limitada, que viene con ilustraciones autografiadas y dibujos no vistos antes.

Y sigue trabajando. Además dice que la reducción del espacio para su tipo de arte no lo ha afectado.

"Yo creo que el diseño es lo que más importa, así que una vez ha sido revelado, uno tiene una imagen que ojalá funcione en todas partes y siempre", señala.

"A mí no me preocupa si es un LP, CD o MP3. Yo siempre lo veo grande, así sea muy pequeño. La imagen grande será usada en algún lado: en una valla publicitaria, en un póster, en un anuncio de una revista".

Y ese quizás sea el futuro, uno en el que los diseños se experimenten menos como carátulas de discos y más como vallas, imágenes de conciertos, salvapantallas, incluso como obras de arte para enmarcar.

"La era dorada del álbum llegó a su fin", dice Simon Warner, profesor de música popular de la Universidad de Leeds, Inglaterra.

"Ha habido un renacer de los discos de vinilo en los últimos años impulsado por la nostalgia mayormente. Pero, en términos generales, la era del vinilo -y la de la cobertura de los discos- ya pasó", asegura.

"Vivimos ahora en una era en la que uno puede descargar videos a su computador o iPod. Todavía podemos disfrutar de un amplia gama de imaginería asociada con el artista, pero la idea de la obra de arte de dos dimensiones y estática dejó de ser necesariamente la única manera de disfrutar de la esencia del artista".

Es poco probable que la cobertura tradicional de los discos que entusiasmó a generaciones de amantes de la música provocará la misma fascinación entre los fanáticos del futuro.

Pero parece posible que la mágica relación de sonido e imagen, música y arte continuará coloreando las canciones que escuchemos.

James Alexander
BBC

fuente

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