A un año después de su temprana muerte, Amy Winehouse mantiene una presencia constante en el barrio londinense de Camden Town, donde vivió al límite y murió el 23 de julio de 2011, a los 27 años de edad.
Delante de su antigua casa, donde falleció tras una larga historia de adicción a los estupefacientes y al alcohol, siguen apareciendo a diario velas, cartas de recuerdos y flores como las que hace un año invadieron el lugar.
"Nunca me voy a permitir olvidarte. Te quiero", dice una misiva de una fan brasileña, mientras que una pareja de Barcelona le dejó una rosa con la nota: "Te seguiremos queriendo mañana".
"Es muy bonito que la gente siga acordándose de ella. Tuvo una vida complicada y polémica pero su música le gustaba a todo el mundo, no tenía edad. Se merece este reconocimiento", dijo Aimee, una joven inglesa que se fotografiaba junto a la antigua casa de la cantante.
Coincidiendo con el primer aniversario de su muerte, la estación de metro de Camden Town ha lucido durante las últimas dos semanas un afiche con el retrato de Winehouse que elaboró el joven artista británico Johan Andersson dos semanas después de su muerte.
Además, el padre de Amy, Mitch Winehouse, publicó hace unas semanas un libro sobre su hija y Camden tendrá una estatua de bronce en honor de la joven, que se alzará en el recinto musical Roundhouse.
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